La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo. Se encarga de proteger y contener nuestro cuerpo.
Definitivamente, con el tiempo, al llegar a cierta edad, las capas de la piel tienden a perder un alto porcentaje de su grosor original y se vuelven cada vez más finas y translúcidas. La piel pierde pigmentación, hay un colapso considerable de colágeno y de elastina, lo que también le quita flexibilidad y fuerza. Todos estos cambios dan la apariencia de una piel envejecida que carece de vitalidad. Por eso, uno de los síntomas visibles en la menopausia es una terrible sequedad de la piel.