Habitualmente, decir que no es difícil e incluso doloroso.
Nos da miedo que el otro se enfade, se decepcione, que ya no nos quiera o tenga en cuenta… la lista es infinita.
Es importante saber que el limite es amor, siempre. Amor hacia el otro, cuando eres mamá y estás educando o en crianza, y amor hacia ti misma, cuando estableces limites firmes y amorosos en tu vida. Establecer amor incondicional hacia una misma y hacia los demás es clave. En mi experiencia, criar y educar a un niño, una sobrina o un sobrino, una comprende la importancia de estar presente para ellos y centrada contigo misma.
Los límites en la infancia expresan ese amor al dar seguridad al cerebro del niño, que está comenzando a crear sus propios parámetros y necesita saber de manera amorosa donde se encuentra la zona segura. Establecer límites para los niños durante la infancia ayuda a su cerebro a desarrollar sus propios límites y sentimientos de seguridad.
Por otro lado, como adultas, la expresión de estos límites es un acto que necesita que podamos escucharnos, lo que implica tratarnos con amor y amabilidad, ofreciéndonos ese espacio. ¿Qué es lo que necesito en este instante, en esta situación en particular?
Cuando somos pequeñas, los limites “sanos” nos permiten sentirnos seguras y explorar el mundo, potenciando el autodescubrimiento y la apertura a lo nuevo. Según hayamos vivido esos límites y, sobre todo, cómo nuestros padres, o adultos encargados de nuestra crianza, hayan gestionado sus propios límites, tendremos más o menos dificultad para establecerlos de manera sana (interna y externamente) en nuestra vida.
Limites Amorosamente firmes.
Para poder establecer límites sanos y conscientes, limites amorosamente firmes, es condición necesaria escucharnos y actuar en consecuencia.
- Ponernos primero a nosotras mismas (Escucharme): esto no supone una visión egoísta en la que solo quiero el bien para mí misma, sino ser capaces de escuchar nuestra voz interior. ¿Qué es lo que necesito en este momento?, ¿Realmente siento ganas de hacer aquello que me están pidiendo?, ¿Qué pasaría realmente si digo que no?
- Expresar nuestras emociones (Expresar lo que siento): Cuando tengas que poner un límite, detente un instante y pregúntate: ¿Qué siento?, ¿Existe alguna emoción asociada a la puesta de límites?, ¿Qué emoción es?
Conocer cómo y cuándo se manifiesta nuestro mundo emocional es fundamental para poder gestionarlo de manera consciente, y muy necesario, para poder reconocer y expresar nuestras emociones con claridad a la hora de establecer un limite claro.
- No hacernos responsable de lo que sienten los demás (No soy responsable de lo que sienten los demás): A veces nos cuesta decir No, o poner un limite claro, porque nos da miedo lastimar al otro. En estos casos, tratamos al otro como a un niño frágil, incapaz de poder aceptar un No por respuesta. Si la otra persona se enfada o se molesta, ofrécele un espacio en el que puedan hablar como adultos. Recuerda que tú no eres responsable de sus emociones ni de su estado de ánimo.
Poner limites amorosamente firmes, escucharnos, aprender a gestionar nuestras emociones y no hacernos responsables de las emociones o los sentimientos de los demás, nos permite ser asertivas. La asertividad es la forma adecuada de comunicarnos y enfrentarnos a las situaciones sociales, expresando abiertamente nuestras opiniones, deseos y o sentimientos.
Es el aspecto de la libertad emocional que se relaciona con la capacidad de luchar por los propios derechos.
Cuando somos asertivas, respetamos nuestros propios derechos y los derechos de los demás y nos permitimos expresar nuestras opiniones de manera directa y clara
Mariela Mazza.
Estilo de vida. Bienestar Mental. Empoderamiento de la Mujer.
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