Sofocos, noches en vela, agitación emocional, mal humor… y ahora ¿sin líbido?
La llegada de la menopausia no es igual para todas. Cada mujer es un mundo y tiene su propio catálogo de síntomas asociados al proceso.
A medida que me acercaba a mi última regla me iba familiarizando con algunos síntomas que en mi cabeza tenía asociados a esta etapa de la premenopausia, pero nunca me hubiera imaginado que uno de esos síntomas iba a ser la pérdida del deseo sexual.
Una vida sin sexo se me hacía tan extraña cómo empezar a vivir en saturno… ¿y si esto fuera para siempre?, ¿y si esta indiferencia del cuerpo hacia cualquier estímulo de deseo físico se cronificaba para el resto de mi vida?… ¡Con la de alegrías que me había dado hasta el momento mi cuerpo serrano!
En busca de mi libido perdida
Antes de caer en el más absoluto de los terrores decidí buscar información para ir al rescate del placer perdido, atrapado en el campo de batalla en el que mis hormonas se estaban jugando el trono de una nueva yo.
El primer descubrimiento con el que me topé es que no todas las mujeres en menopausia se ven afectadas por la falta de deseo sexual como síntoma asociado a la misma., vamos, que la caída en picado de mi líbido no era algo generalizado en esto de la menopausia, sino una lotería que me había tocado en la ruleta de posibles síntomas, pues ¡vaya la gracia!
Pero ¿Por qué me ocurría esto?, ¿Cuál era la causa de este desinterés?.
El deseo sexual se basa en un entramado complejo en el que intervienen distintos elementos; la intimidad, el bienestar físico y emocional, las experiencias previas, las creencias, el estilo de vida y la buena relación con tu pareja.
El problema es que durante la premenopausia y la menopausia muchos de estos elementos se desequilibran, pudiendo llegar a derribar los cimientos de lo que hasta este momento había sido nuestra vida íntima.
Por un lado tenemos que lidiar con el fuerte desbalance hormonal que en ocasiones provoca una bajada de la testosterona y con ello un descenso del deseo sexual.
Por otro lado, esta revolución hormonal puede provocar síntomas que no nos colocan en la mejor disponibilidad para la pasión. ¿Quién quiere sexo cuando llevas días sin dormir y acarreas un cansancio y un mal humor de perros?
¿Por qué baja nuestra libido?
El agotamiento, los cambios de humor, la bajada de la autoestima mientras aprendemos a reencontrarnos con nosotras mismas, y el dolor que puede provocar la falta de lubricación, hacen que el encuentro íntimo no siempre sea apetecible, pero todo eso se puede solucionar… Así que respiro, ¡No está todo perdido!
En primer lugar es importante que visitemos a nuestro médico para realizar una analítica completa, que nos proporcione una buena información acerca de nuestro estado hormonal, y que en caso de ser necesario, nos prescriba un tratamiento personalizado. Esto nos ayudará a ajustar este desequilibrio y con ello a recuperar el deseo a nivel físico.
En el aspecto emocional se hace imprescindible sentarnos con nuestra pareja para abordar este tema de manera abierta. Es momento de compartir y hablar sin tapujos acerca de cómo nos sentimos y qué es lo que necesitamos como pareja para evitar que los cambios sean fuente de malestar en nuestra relación.
Es también una buena oportunidad para dar protagonismo al erotismo frente al encuentro sexual puramente físico, para recordar la fase de cortejo y jugar a enamorarnos.
En un momento en el que nuestra autoestima puede estar tambaleándose por los cambios físicos que estamos viviendo, sentirnos conquistadas como en los primeros tiempos de la relación, es un bálsamo que obra milagros en nuestras inseguridades frente al espejo.
La pérdida de líbido durante la menopausia es sin duda un síntoma que no debemos dejar pasar con un “es lo que toca”. Somos seres sexuales, y lo somos más allá de nuestras hormonas. El sexo reside en el cerebro y nos acompaña a lo largo de nuestra vida.
Somos seres sexuales
Nuestra sexualidad, además de ser fuente de placer y bienestar físico, es una manera de comunicarnos que nos ayuda a expresar nuestros sentimientos más profundos, permitiéndonos conectar con el otro de una manera única y especial, y dotando a nuestras relaciones de una complicidad y una intimidad que no se consiguen a través de otras formas de relación.
Si la renuncia a esta pulsión se realiza de una manera voluntaria está bien, es una elección como otra cualquiera. Pero no renunciemos al placer sexual por el hecho de estar transitando la menopausia. Si vemos que el deseo se nos escapa a lomo de nuestras hormonas desbocadas ¡vayamos tras él para darle caza!
Donde hubo fuego sigue habiendo brasas. Soplemos con fuerza para avivar de nuevo la llama y dejemos que nuestro cuerpo renazca a la sensualidad.
Las diosas sin edad conocen la alquimia del sexo. No dejemos que nada nos arrebate ese poder.
Pilar Rodriguez.
Mujeres Maduras. Menopausia. Menopausia & Vida Sexual. Empoderamiento de la Mujer.
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