«Creo que no hay mejor momento en la vida para conectarse con una misma conscientemente que durante la menopausia. Quizás porque coincide (¡nada es una coincidencia!) con la etapa en la que nos preocupamos cada vez menos por el exterior. El exterior que los demás nos imponen, el exterior que durante años ha marcado la pauta en la toma de decisiones. El exterior que quizás nos ha cortado las alas o nos ha hecho cambiar la dirección del vuelo.»
Nada de esto es bueno o malo. Esto es parte del aprendizaje. No se trata de juzgarnos o de culparnos a nosotras mismas o a los demás. Se trata de volver la mirada hacia nosotras mismas, hacia nuestro corazón, viendo, sintiendo y sabiendo que la salida está en el interior.
De repente empezamos a darnos cuenta de que todas las respuestas y también las preguntas han estado siempre en nosotras y eso potencia y enriquece el alma, el cuerpo y el espíritu.
Es en esta etapa que cada vez más hacemos lo que nos gusta, lo que nos atrae, lo que nos apasiona. Es en esta etapa cuando conectamos genuinamente con nuestras necesidades y deseos reales, con el disfrute. Escuchamos a nuestro cuerpo, preocupándonos cada vez menos por lo que dicen o piensan los demás.
Es esta etapa de la vida en la que nos reencontramos con la esencia, con la sabiduría que siempre ha estado ahí y posiblemente a veces hemos ignorado, o sólo hemos acariciado por momentos. O que tal vez haya pasado desapercibida.
De repente un día nos detenemos. Nos damos cuenta de que algunos momentos no volverán, que todo es temporal y transitorio, que hay cosas que ya no podemos hacer o vivir y esto a veces duele… pero vendrán otros momentos, otras oportunidades surgirán, otros eventos, otras prendas de vestir, otros placeres para compartir.
La menopausia es un momento para aceptar que nuestro cuerpo no será eterno. Que envejecerá, que sufrirá cambios físicos y emocionales, que sin duda una parte de nosotras morirá y no volverá.
Por eso es también una etapa de luto. Debemos dejar morir con dignidad y, sobre todo, con amor a quien fuimos, a la que ya se va o a la que ya se ha ido. Para dar paso a nuestra nueva, abrazando la esencia que se ha convertido en la nueva protagonista.
Bailemos con el cielo, dejémonos acompañar por las energías cósmicas que están en este momento a favor de la transformación y el renacimiento.
Somos parte de la naturaleza. Conectarse con sus ritmos nos permitirá entender nuestro propio ritmo. Conectarse con ella es conectarse con nosotras mismas. Caminar descalza por la hierba, la arena, admirar la belleza de los árboles, los pájaros, la inmensidad del mar, las imponentes montañas, observar el cielo, la luna y las estrellas; todo en la naturaleza nos habla de ciclos, ritmos, movimiento, de nosotras mismas. Porque somos parte de ella. Cuando sabemos que estamos incluidas en ella, se adquiere una comprensión que va más allá de la mente y que es lo que nos permite conectar con nosotras mismas.
Te invito a darte momentos de paz y calma. Momentos en los que puedas sentir conscientemente la serenidad que trae la menopausia, momentos que no volverán, pero que cuando los vivas plenamente, alimentarán al Ser.
Ahora, en estos llamados «años dorados», nos llenamos de brillantez. Pero ahora es un brillo interno. Es un brillo que irradia, que se siente, que se percibe. Depende de cada una encenderlo y verlo, y con él iluminar el camino que aún tenemos que recorrer.
Gracias a GRACE OF NO AGE por este espacio. Aquí podemos compartir, brillar, reunirnos y acompañar a otras mujeres para descubrir su brillo y conexión con ellas mismas.
Mª Fernanda Núñez
Mujeres maduras. La menopausia. Bienestar mental. Empoderamiento de la mujer.