«El impacto que nuestra realidad externa tiene en nuestra psique y en nuestra forma de interpretar el mundo es muy fuerte. Esto se manifiesta aún más cuando nos encontramos en momentos críticos. En estos momentos, es típico tener dificultades para conectar con nuestra esencia, que siempre proporciona todas las respuestas. Lo mismo ocurre con la menopausia, así que aquí tenéis algunos consejos para volver a vosotras mismas en este momento crucial de nuestras vidas».
La idea generalizada con respecto a la menopausia es que marca el declive de nuestra vida. Hay una fuerte tendencia a exaltar la juventud y todo lo que ella conlleva: exceso de energía, fuerza para estar en constante movimiento, interés por conocer y relacionarse con todo sin ser demasiado selectivo, cuerpos delgados, piel suave, capacidad de autocontrol y resistencia, habilidades para conectar con el exterior y actuar a partir de modelos o esquemas que a menudo no son propios… de hecho, muchas características y situaciones típicas de la fase de «coagulación» (como la llamamos en la Alquimia). Además, esta fase obviamente tiene un lado claro muy grande, que de alguna manera justifica su parte oscura. Sin embargo, el equilibrio se inclina hacia este tipo de energía, debido a la incapacidad que hemos desarrollado, como seres humanos, de desprendernos, liberarnos y vivir en libertad.
Desde este escenario, una voz invisible nos exige que nos mantengamos jóvenes a pesar de que el ritmo natural deja claro que estamos entrando en la segunda mitad de la vida, una etapa de «disolución», según la Alquimia. Esta voz nos lleva a un estado de confusión porque las vidas locas que hemos vivido rara vez nos han permitido prepararnos para la llegada de este momento. Lo que a menudo queda en esta situación es negar lo que está sucediendo e incluso querer aferrarse inconscientemente a lo que se está dejando atrás, en lugar de, como hicimos en la primera etapa de la vida, poner el punto de atención en la fase LUMINOSA de la menopausia, inicio de la fase «resolutoria» en la vida de la mujer.
Ahora que tengo 50 años, tengo muy claro que la menopausia es una puerta de oro hacia un otoño de libertad que lo permite todo. Para ello, hay que utilizar algunas herramientas y «reglas de la vida» que nos alejan de la sensación de inutilidad, o de que no hay nada más que hacer que aceptar lo inevitable.
El hermetismo y la alquimia no son postulados espirituales inalcanzables. Este paradigma, en mi caso, la forma en que vivo hasta los detalles más cotidianos, ofrece una serie de herramientas y propuestas muy fáciles de llevar a la vida cotidiana y así encontrar la paz en todos los ámbitos de la vida. Podemos recuperar de los grandes principios filosóficos pequeñas y sencillas acciones que, llevadas a nuestra vida cotidiana, nos permiten encontrar la alegría de estar en cualquiera de los tres momentos de la menopausia, conectando con su parte luminosa. Les daré algunas de estas acciones, y les invito a realizar al menos una al día, para que se den cuenta por sí mismos de la increíble cantidad de luz que esta puerta dorada puede aportar a su vida.
- Elije lo que piensas. Eres la única dueña de tus pensamientos. Tienes millones de ellos para elegir el que más te llena, el que te hace feliz, el que te trae paz.
- Poco a poco, lentamente, reconoze, acepta y, si es necesario, perdona todo lo que has experimentado hasta ahora.. La energía femenina te trae esta incondicionalidad hacia ti misma. Pide a la Diosa su luz para que te acompañe en este proceso de purificación (el momento clave de cualquier operación alquímica).
- Imagina, como en un juego, lo que más te gustaría hacer o ser en este momentoEnumera las cosas o condiciones que tendrían que existir para que esto fuera real.
- También, como un juego, realiza sin presión, sin miedo, sin prisa, las cosas que has enumerado en el punto anterior. Empieza con los más fáciles y a lo largo del camino, reformula los que son inviables, sin perder nunca el objetivo. La fuerza mercurial femenina te dará creatividad, adaptabilidad y flexibilidad para moldear el camino.
- Rodéate de gente, cosas y situaciones que te den alegría. Es muy fácil encontrarlas. Son las que te dan paz, las que evocan una sonrisa inesperada en ti.
- Ten en cuenta que la voz externa o interna que te juzga no tiene razón de ser.. No eres culpable de nada. Siempre has hecho lo que has podido con lo que has tenido. Y todo lo que puedes hacer es aprender y hacer las paces, incluso con ese murmullo que te quita la tranquilidad.
Te garantizo que haciendo todos los pasos anteriores disminuirán todos los síntomas físicos que nos están sucediendo. Pero si no, te dará al menos una visión completamente nueva sobre ellos. Sabrás que puedes elegir cuidarlos, no sólo sufrirlos. Y como un círculo virtuoso encontrarás la serie de cosas que tu cuerpo está pidiendo para adaptarse en este momento de cambio. Por ejemplo, ¿tienes sofocos? Usa ropa ligera. ¿Estás deprimida? Mímate, date un capricho. ¿Te sientes sola? Elije la compañía de tu gente favorita.
Así, amiga mía, lograremos un mundo lleno de libertad y alegría como mujeres maduras, un mundo que viene de convertirse en dueñas de la sabiduría que los años les han dado. Un gran abrazo para todas.
Diana Torija.