«Amo a la Mujer Emocional, la que, sin previo aviso, se desborda como un río con la misma fuerza de la naturaleza. La notoria, la impredecible, la que salta al vacío.»
Amo a la Mujer Salvaje, la que tiene el instinto crudo, la mujer primitiva, la que cuida de sus crías, la que vive en las cuevas, la de los dientes afilados y los pies descalzos.
Amo a la Mujer Trabajadora, la que busca su sustento, la que se sostiene a sí misma, la que sale a un mundo, muchas veces hostil, con una amplia sonrisa, sintiéndose valiosa.
Amo a la Mujer Madre, quien me permitió experimentar la magia de la creación, el universo creciendo y expandiéndose dentro de mi vientre.
Me encanta la Mujer Niña, la que juega, la que ríe, la que a veces llora cuando sueña con los monstruos que viven bajo su cama.
Amo a la Mujer Consciente, la que observa, la que «respira» y me lleva al momento presente en cada momento, creando un puente invisible entre el Ser y el corazón.
Amo a la Mujer Bruja, que me conecta con la sombra y su magia. La Mujer Ángel que enciende mi luz infinita.
Amo a la Mujer Curandera, la que se cura a sí misma, porque sabe mejor que nadie lo que necesita en ese momento. La que se abraza, la que se cuida, la que se mima, la que siente el recuerdo del mundo abriéndose camino en su cuerpo.
Amo a la Mujer Guerrera que, espada en mano, lucha por sus sueños. Y a la Mujer Héroe que crea su realidad, consciente de que los dragones no son obstáculos, sino sueños por alcanzar.
Por eso amo y honro a cada una de las mujeres que viven fuera de mí. Aquellas de carne y hueso, que cada día se levantan, a veces con mucho deseo… otras con menos… pero se levantan. Se miran en el espejo, se reconocen y siguen caminando por la delgada línea que separa el mundo que anhelan del que viven, llevando una sonrisa y un cuerpo de mujer como bandera.
De vez en cuando nos identificamos sólo con una parte de nosotras mismas y luego dejamos de lado el maravillosa abanico de matices que somos, todas esas mujeres que nos componen y nos permiten mostrar nuestra impronta en este mundo. Reconocernos y valorarnos nos permite vivir la vida en plenitud. Amarnos a nosotras mismas con todas nuestras circunstancias vitales nos permite abrirnos a nuestra mejor versión.
Reconoce a todas las mujeres que viven en ti, recupera tus fuerzas y ponlas al servicio de tu vida.
Mariela Mazza.