«La aromaterapia es una rama de la botánica que trabaja con el uso y la aplicación de aceites esenciales e hidrosoles. Ha estado entre nosotras durante miles de años, especialmente en las culturas asiáticas y africanas, pero es entre las últimas décadas que se ha extendido por todo el mundo y se está haciendo popular para el uso diario y como terapia alternativa a diversas afecciones de la salud».
Los aceites esenciales se extraen de las plantas. Estos se acumulan en las glándulas aromáticas que se encuentran en las raíces, las hojas, el tronco, los frutos, las flores o las semillas. Son sustancias orgánicas concentradas que contienen los componentes más curativos de la planta.
Para entender bien cómo funciona la aromaterapia y sus efectos, es importante hablar del sistema límbico profundo que está en el centro de nuestro cerebro y su tamaño es como el de una nuez. Este se encarga de regular nuestras emociones y pensamientos, tanto negativos como positivos. Un sistema límbico relajado y poco activo da como resultado un estado de ánimo más positivo y optimista. Por el contrario, en un sistema límbico caliente, inflamado o hiperactivo, prevalecen la depresión y los pensamientos negativos, esto produce un ensombrecimiento emocional que se convierte en un filtro a través del cual interpretamos los acontecimientos del día. Lo que hace que percibamos cualquier situación de forma negativa, aunque sea positiva.
Pero, ¿qué relación tiene esto con la aromaterapia? Pues es muy sencillo. El sentido del olfato es el único de los cinco sistemas sensoriales que conecta directamente con el centro límbico profundo del cerebro. Además, una característica importante de los aceites esenciales es que son muy volátiles. Esto significa que al olerlos o ponerlos en un difusor, las partículas de aceite viajan a través de nuestra nariz y son recibidas por el nervio olfativo que está directamente conectado con el centro del cerebro. Cuando estas partículas llegan directamente a nuestro cerebro, calman la hiperactividad del sistema límbico, calmando también la sensación de depresión, ansiedad, tristeza, irritabilidad, etc.
Un ejemplo común ocurre en nosotras, las mujeres con Síndrome Premenstrual. Alrededor del quinto y décimo día antes de la menstruación, el sistema límbico profundo se activa mucho debido al cambio hormonal. Por eso nos sentimos más irritables y solemos percibir nuestra realidad a través de un filtro negativo.
También ocurre durante la menopausia. Debido al desequilibrio hormonal, esta depresión y los cambios bruscos de humor nacen en el sistema límbico, para lo cual existen aceites esenciales que nos ayudan a calmarlo. Por ejemplo, el aceite esencial de incienso que actúa eficazmente estimulando las emociones positivas en el cerebro y relajando la mente. También tenemos la opción de utilizar el Pachulí, para combatir la depresión, la ansiedad y encontrar un equilibrio emocional óptimo. Pero la estrella, durante la menopausia, es el aceite esencial de Salvia sclarea, no sólo ayuda a regular las emociones sino que también favorece el equilibrio hormonal.
En estos momentos, mi recomendación es colocar entre 7 y 10 gotas de uno de estos aceites en un difusor durante treinta minutos a una hora, dos o tres veces al día. También se pueden inhalar directamente poniendo una gota de uno de ellos en un colgante de aromaterapia o en un inhalador nasal.
Tenemos el apoyo de la aromaterapia durante la menopausia. La aromaterapia es muy útil para hacer frente a los molestos síntomas o incluso para prevenirlos. Tenemos en los aceites esenciales un inmenso poder curativo ya que actúan de forma holística. Proporcionan bienestar físico, mental y espiritual. El objetivo de la aromaterapia es restablecer el estado de equilibrio natural de nuestro cuerpo, mente y espíritu.
Mary Carmen Zaidan.