«La simple práctica de caminar descalza o tumbarse en la hierba te conecta con la Madre Tierra, nuestra maestra sanadora.«
Vivir en una metrópolis influye en nuestro ritmo. Podemos movernos despacio o rápido, muchas veces vacilamos entre las dos. Nos despertamos por la mañana y aceleramos nuestra rutina. Antes de que esta pandemia comenzara, recuerdo haberme sentido como un ratón corriendo en una rueda. Me despertaba antes de que sonara la alarma, hacía unos breves ejercicios de yoga, me hacía un batido, preparaba los almuerzos, dejaba a mi hija en la puerta de la escuela y conducía hacia el oeste, por el Boulevard Magnolia, durante 25 minutos, justo a tiempo para la reunión de las 8:45h.
Lo más destacado de este trayecto era poder escuchar mi musical favorita en la radio y saludar al hombre cuyo nombre no conmocía. Siempre nos sonreíamos y nos saludábamos cuando nos cruzábamos, él sentado en una jardinera. Lo echaba de menos cuando no lo veía. Es increíble lo que una sonrisa y un saludo genuino pueden generar en tu corazón y en tu alma. Durante los cinco días que duraba la rutina me sentía ansiosa para que llegara el fin de semana y que poder salir a la naturaleza. Caminar por un sendero o jugar en un parque.
Cuando hicimos nuestra primera acampada familiar compartimos la experiencia de practicar Earthing, también conocido como Grounding. Caminar descalza con mi hija, por donde acampamos abrió una sensación y una realidad nuevas. Nuestros suaves pies pediculados caminando sobre agujas de pino, guijarros y tierra nos hicieron levantar los pies y casi caer de rodillas ya que no podíamos soportar las sensaciones del terreno árido y punzante. Sin embargo, no podíamos parar de reír de nuestras reacciones al caminar descalzas por el terreno puro. Estuvimos dos días practicando Earthing descalzas en el campamento, tumbadas en una manta bajo un árbol y caminando sobre las rocas en el frío arroyo. Después de este tiempo en la naturaleza, nos empezamos a sentir energizadas y tranquilas.
Practicar Earthing nos proporciona cargas eléctricas de la tierra que tienen efectos positivos en nuestro cuerpo. Esta práctica restaura la estabilidad eléctrica interna natural del cuerpo y sus ritmos, lo que a su vez promueve el funcionamiento normal de los sistemas del cuerpo. Puede disminuir la fatiga crónica, el dolor crónico, la ansiedad, la depresión, los trastornos del sueño y las enfermedades cardiovasculares. Chicas, también se ha demostrado que practicar Earthing puede disminuir los síntomas hormonales y menstruales. Creedme, elegid estar descalza en un terreno natural, siempre y cuando sea posible. Espero que toméis vuestro tiempo para ir incorporando el Earthing en vuestro día a día.
Alison White.