Se dice que, cuando una mujer está embarazada, su capacidad para escuchar las señales de su cuerpo y su sistema nervioso aumenta considerablemente. Se trata de un don especial que se nos concede en un momento crucial en el que nuestra forma de vivir tiene una influencia increíble en la vida de otro ser humano.
Si no has tenido un hijo, tal vez hayas tenido una mascota, un hermano o un padre enfermo. Avanza rápido 20 o 30 años, cuando los niños ya no necesiten (o no quieran) tu participación cercana en sus vidas, la mascota (o las mascotas) ya se han ido, y posiblemente tus padres también. Ahora es el momento de florecer de una nueva manera. Pero ese don de la escucha interior; ese don que vertimos en los miembros de nuestra familia, para muchas de nosotras, se desvanece de una voz fuerte a un susurro suave, apenas audible. ¿Qué hacemos ahora? Nuestro cuerpo está cambiando. Nuestra memoria puede no ser la misma, y puede que no reconozcamos el reflejo que vemos en el espejo!
Pero espere, ¡qué momento tan especial es éste!
Te animo a que hagas una pausa y te tomes tue tiempo a despertar esa voz interior que nos dirige. Deja de lado la crítica interna y abraza este nuevo tiempo en tu vida para descubrir pasiones olvidadas o dejadas de lado. Sal más al exterior. Camina, haz una excursión o preparate un baño. Escribe en tu diario y reflexiona sobre aquello por lo que estás agradecida. Reflexiona sobre lo que está funcionando en tu vida en este momento. Reflexiona y muévete hacia las personas y actividades que amas. Ahora es tu momento para florecer de una nueva manera. Florezcamos juntas.
Hasta la próxima vez,
April Underwood.