«La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo. Se encarga de proteger y contener nuestro cuerpo».
Definitivamente, con el tiempo, al llegar a cierta edad, las capas de la piel tienden a perder un alto porcentaje de su grosor original y se vuelven cada vez más finas y translúcidas. La piel pierde pigmentación, hay un colapso considerable de colágeno y de elastina, lo que también le quita flexibilidad y fuerza. Todos estos cambios dan la apariencia de una piel envejecida que carece de vitalidad. Por eso, uno de los síntomas visibles en la menopausia es una terrible sequedad de la piel.
Por desgracia, no hay nada que podamos hacer para detener por completo estos cambios, pero sí podemos ralentizar el tiempo de envejecimiento y hacer que nuestra piel parezca más joven durante más tiempo.
Una de las razones básicas y esenciales para ello es la hidratación. Nuestro cuerpo está formado en su mayor parte por agua. El agua es esencial para el buen funcionamiento de varios procesos importantes de nuestro cuerpo, como la digestión y absorción de nutrientes, la eliminación de residuos y toxinas, el apoyo al sistema circulatorio para llevar oxígeno a todas las células y, por supuesto, para la formación de colágeno que da a nuestra piel un aspecto saludable y hermoso.
Si tenemos sed, tenemos la piel seca, dolores de cabeza constantes, calambres musculares, fatiga y caries, son signos de deshidratación y alertas que debemos tener en cuenta para hidratarnos mejor; ya sea bebiendo más agua o consumiendo frutas y verduras que se componen principalmente de líquidos.
También podemos ayudar a nuestra piel aplicando productos hidratantes, pero es muy importante que éstos no contengan químicos y conservantes que sean nocivos para nuestra salud. Debemos buscar opciones naturales que contengan aceites vegetales y aceites esenciales que además de hidratar, nutran nuestra piel.
En este caso, recomiendo el aceite de castaña, el aceite esencial de geranio, el aceite esencial de salvia y el aceite esencial de palmarosa.
La nuez de Brasil o castaña, es uno de los alimentos más ricos en ácidos grasos esenciales y destaca por su alto contenido en selenio, un importante mineral que contribuye al buen funcionamiento de nuestro organismo y especialmente de la glándula tiroides.
El aceite esencial de geranio destaca por ayudar a regular los procesos femeninos y equilibrar las hormonas. Por otro lado, es un gran estimulante del sistema linfático y cuando se utiliza sobre el cuerpo con un ligero masaje nos ayuda a eliminar toxinas y a contribuir a una buena circulación sanguínea.
La Salvia Esclarea es un gran apoyo durante la menopausia, ayuda a aliviar los diversos síntomas que se presentan durante esta etapa. Sin embargo, como se considera un estrógeno-mimético, es decir, se comporta como el estrógeno en nuestro cuerpo, está contraindicado para las personas con antecedentes de cáncer de mama o de cáncer hormono-dependiente.
Por último, uno de mis favoritos es el Aceite Esencial de Palmarosa. Su aroma es muy agradable y entre sus propiedades destaca la de promover la producción de nuevas células, e hidratar y equilibrar el tono de la piel.
Con este maravilloso arsenal podemos crear un rico aceite para después del baño. Sólo necesitamos poner 30ml de aceite vegetal de castaño, 21 gotas de aceite esencial de geranio, 21 gotas de aceite esencial de Salvia Esclarea y 21 gotas de aceite esencial de palmarosa en una botella de vidrio de color oscuro, agitar bien y aplicar una pequeña cantidad en la palma de las manos. Masajee las piernas, los brazos y el torso. Se puede aplicar con la piel húmeda inmediatamente después del baño o si queremos un efecto más hidratante, aplicarlo después de secarse con una toalla. ¡Inténtalo! Te encantará la suavidad y el aroma que deja en tu cuerpo.
Mary Carmen Zaidan.