«No es el más fuerte de las especies el que sobrevive, tampoco es el más inteligente el que sobrevive. Es aquel que es más adaptable al cambio». (Charles Darwin)
Son tiempos de cambio, la vida misma nos está llevando a cambiar, estamos viviendo como humanidad tiempos complejos, tiempos que tal vez nunca imaginamos vivir, situaciones que difícilmente podemos incluir en nuestra cabeza y que a veces, nos cuesta aceptar.
Y aún con lo complejos que han sido, creo que somos afortunados de estar aquí viviéndolos, posiblemente hacen parte de nuestra evolución, de nuestro camino, sin duda estamos siendo partícipes de un gran momento de transformación, que nos pide que también nos transformemos internamente.
Son tiempos de cambio en los que la vida nos ha puesto a pensar, a reflexionar, a cuestionar, posiblemente en algunos aspectos hemos cambiado nuestra perspectiva o nuestro punto de vista con respecto a algo. La vida nos ha llevado a detenernos, a hacer una pausa, a vivir despacio, tal vez a un ritmo más acompasado con lo natural.
Y para quienes estamos transitando estas etapas de pre menopausia y menopausia, pues es un cambio más para incluir en este repertorio de transiciones, así que de alguna manera hay un aspecto más que atender, un ingrediente adicional, en esta receta llamada vida y que está en constante “preparación”.
La menopausia implica cambios e implica madurez para aceptar esos cambios, implica morir a lo que ya no somos y nacer a lo nuevo. Así como afuera como humanidad estamos muriendo a muchas cosas que no regresarán de la misma manera, adentro también estamos viviendo un proceso de muerte y renacimiento.
La muerte, da pie a un nuevo inicio y la muerte a la que me refiero ahora, es a la muerte a formas de pensar, a creencias, a patrones establecidos que tal vez nos han acompañado gran parte de nuestra vida y que ahora es un buen momento para revisarlos.
A veces “creemos” que ya es tarde para cambiar. Cuántas veces nos hemos escuchado a nosotras mismas diciendo: “Toda la vida he sido así, ya no puedo a cambiar” o “Ya estoy mayor para cambiar” o “Así nací y así voy a morir”, y esto no es verdad, estamos a solo un paso de hacer los cambios en nuestro interior, estamos a una decisión.
Siempre, a cualquier edad podemos cambiar esas creencias, no hay una edad límite para hacerlo, las creencias, los pensamientos cristalizados, muy posiblemente han estado ahí para servirnos, porque siempre hay beneficios ocultos (o no tan ocultos), pero si realmente deseamos de corazón hacer cambios, es posible hacerlos, y esto requiere de un acto de conciencia, de auto observación, requiere de un acto voluntario de dejar morir aquello que ya no queremos ser, para renacer (aunque pasemos los cincuenta) a lo nuevo, a lo que hoy tiene vigencia, si nos observamos con atención, podríamos ver que tal vez muchas de nuestras creencias ya están caducas, que tal vez en algún momento atrás nos fueron útiles, pero hoy quizás no.
Y ese momento en el que lo descubrimos, es un momento mágico, porque nos damos cuenta que estamos vivas, que podemos seguir avanzando en la vida más ligeras, más livianas.
A veces, nuestra forma de acceder o vincularnos con los cambios es desde la resistencia, desde el rechazo, desde la no aceptación y lo que nos pide la vida es precisamente lo contrario, es adaptación, es cambiar nuestra forma de relacionarnos con lo nuevo para sobrevivir, como dijo Darwin.
Siendo así, y teniendo en cuenta los tiempos que transitamos actualmente de transformación a nivel global, las invito a flexibilizar el pensamiento, tanto para adaptarse en lo que sea necesario, como para cambiar sus creencias y transformar lo que ya no resuena con el nuevo ser.
Mª Fernanda Nuñez.
Mujeres maduras. Meditación. Menopausia. Perimenopausia. Empoderamiento de la mujer.