Una joven mujer llamada Kashkai había estado vagando cerca y lejos en su búsqueda por explorar las profundidades de su ser. Obtuvo experiencias a través de varios programas de meditación de liberación sexual y se comunicó con muchos amantes. Se dio cuenta de que todas buscamos algo más allá del mundo tangible de las sensaciones, pero ¿cuál es ese espacio sublime del que hablan tan elocuentemente los Maestros de Tantra? ¿Cuál es el espacio misterioso del amor eterno y la unidad que todas estamos buscando? ¿De qué se trata esta seductora búsqueda intangible?
Kashkai fue testigo de que muchas personas se detienen a mitad del camino en esta búsqueda, pero también hay quienes nunca se atreven a emprender el viaje.
Un día, Kashkai conoció a un amante especial. No fue un amor a primera vista, pero sintió que un viento de sensaciones místicas la atravesaba. Los quince días que pasó con él fueron intensos. Pero luego se separaron y con esa separación comenzó el largo y agonizante viaje de dolor y transformación de Kashkai.
El destino estaba escrito y cinco años más tarde se reencontraron. Pero esta vez eran individuos diferentes. Se habían quemado en el fuego de las impurezas como la posesividad, el miedo, los celos y el rechazo. Y habían emergido de sus incursiones individuales en el amor más puro y vivo.
Dos almas purificadas en el fuego de su propia debilidad estaban finalmente listas para una comunión más profunda.
Esta vez, el Amante de Kashkai la llevó a Yab Yum; sus respiraciones se volvieron más rápidas y, sin embargo, profundamente sincronizadas. Ella sintió una intuición de química espiritual desconocida que estaba a punto de revelarse.
Mientras se abrazaban, cada poro de sus cuerpos se abrió en el deseo de recibirse. Se sentían como animales sedientos que miran el cielo atronador y esperan que la lluvia apague su sed.
Él entró dentro de ella muy lentamente.
Ella estaba tan lista para recibirlo, como el girasol que abre sus pétalos para recibir la luz del sol. Él se quedó ahí sin mucho movimiento y poco a poco todo su cuerpo comenzó a vibrar. Su Yoni expresaba la alegría de tenerlo en lo más profundo al palpitar con una jugosidad como nunca antes. Todo su cuerpo se sentía como si se hubiera convertido en el gran Yoni del universo. Ella se derritió en sus brazos como la gota de rocío se rinde al río.
Él se mantuvo en presencia tántrica, disfrutando el placer de sentir el calor de sus senos, su vientre, su cabello y, de hecho, de todo su cuerpo.
No se movía mucho excepto unas pocas veces en un largo y lento empuje, más profundo en su Yoni cósmico. Todo su cuerpo vibraba con energía. Todo su cuerpo se sentía como un gran clítoris, en sintonía con la música del orgasmo. Se sentía sostenida en la presencia pura de Shiva.
Sus dos cuerpos ya se habían convertido en uno. En esa absoluta quietud de la unión floreció un encuentro divino. A diferencia de sus encuentros sexuales anteriores, en los que ansiaba ser penetrada por el pene de un hombre con fuerza y violencia sutil, en los que deseaba orgasmos de cualquier forma que pudieran llegar a ella, esta vez no sintió tal necesidad. En la quietud divina de la unión definitiva, ella sabía que estaba ocurriendo una danza entre sus almas. Sin necesidad de embestidas rítmicas profundas, ya estaba saciada, penetrada hasta lo más profundo de su alma.
La energía circulaba por todo su cuerpo, sin esfuerzo y de forma natural. Y de repente, en el calor del momento, sucedió la unión definitiva que estaban anhelando.
Ambos experimentaron simultáneamente esta unión entre ellos y la unidad con toda la existencia. Kashkai no podía moverse, pero estaba extasiada y en paz, flotando en la satisfacción más profunda de su vida. Ella pensó, “incluso si la muerte viene ahora, moriré en felicidad”.
Se sabe que en algunas especies animales, como ciertas arañas u hormigas, el juego del apareamiento es verdaderamente morirse de amor. El macho muere en el proceso de su eyaculación o en algunos casos incluso es devorado por la hembra. Kashkai comprendió en este momento que los rituales de apareamiento en realidad significan la muerte y la desaparición del ego. Ella se dió cuenta de que “el amor es muerte”, donde el ego y el mundo de la dualidad quedan atrás. En verdad, la vida es y siempre ha sido ‘UNIDAD’.
Mohini Srishati.
Meditación. Menopausia & Vida Sexual. Espiritual.
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